Llevo días pensando en el veto. Sí, en lo prohibido, lo que te prohiben, lo que está "mal"... Que obedientes tenemos que ser a veces para que esta sociedad no nos critique, para caer en gracia, para "vender" (el que venda) acciones que gusten.
No me gusta ser obediente, no lo soy, creo que nunca lo fui, ni siquiera a mí misma. Soy capaz de creer que me apetece un café, sólo un café y en el último momento pido un zumo de naranja. Y seguidamente cuando lo están preparando me pregunto, "¿Qué has hecho?? No querías un café??". Pero no pasa nada porque me gustan los dos, y pienso que a veces hacemos cosas así de simples, sin explicación, sin premeditación, sólo porque ha fluido así. Es una tontería de decisión que no cambia mucho, pero hay otras que sí pueden cambiar el transcurso de la vida y después, en ocasiones, vienen las críticas de nuestro borreguismo de sociedad.
¿Quién somos para juzgar? ¿Para prohibir? ¿Para regular la libre expresión de una persona que actúa con naturalidad?
Por supuesto yo también hago críticas y valoro teniendo en cuenta lo que me gusta. La naturalidad, lo espontáneo, la humildad, las batallas sin victorias aseguradas, la gente en la que se puede confiar y la gente sin ropa.
Pd: Al menos que nos critiquen siendo uno mismo.
LOOK:
Jersey, pantalones y bolso: H&M
Collar: Romano
Reloj: Folli Follie
Pulseras: The otto design y hechas a manos
